El
cambio en las sociedades a través del tiempo siempre han sido,en casi su
totalidad, de dos formas: hasta la Revolución francesa la violencia era la más
corriente;después de aquélla,aunque también
se fue dando, las llamadas elecciones “democráticas” o democracia
liberal ó burguesa, se fue imponiendo. En la actualidad –nos guste o no - la
única forma que hay para cambiar esa
sociedad a que nos hemos referido antes,en los países del primer mundo, es a
base de elecciones. Esa, independientemente de que
estemos de acuerdo o no, es la única forma de alcanzar el poder político. Ese y no otro debería ser el
objetivo de lo que yo llamo la izquierda de clase y del resto de los que se
denominan asimismo de izquierdas .Porque se trata de eso.Y no alcanzar el poder político sólo
para medrar.
Los nacionalistas catalanes,sobre todo los
independentistas han sabido hacer muy bien las cosas.Cierto que han contado con
dinero público a expuertas,con apoyo de todos o casi todos los medios.Han
contado con el apoyo de TV3,sin el cual no se entendería,y creo que lo que ha
pasado no se hubiera producido; cuando menos en la dimensión que ha sucedido.De
hecho no es nada nuevo.Lo mismo pasó en la extinta Yugoeslavia: después de la
muerte de Tito,las distintas repúblicas comunistas,se pasaron al bando nacionalista y durante ,al menos diez años,mantuvieron
toda una suerte de exacerbación de los
sentimientos en lugar de la razón,para enzarzarse en una guerra de
extinción de sus propios vecinos.Usaron
el nacionalismo,o sea los sentimientos, como un instrumento fundamental para obtener
el poder político.Por tanto, no es nueva esa manera de proceder.
En Cataluña ha pasado y está pasando algo similar. Aquí
llevamos más de treinta años dónde el
virus del nacionalismo catalán ha sido insuflado en la sociedad catalana sin
prisa pero sin pausa,a través de los colegios,a través de la defensa de la
lengua y sobre todo,para que todo esto llegara a su fin, a través de los medios de comunicación.Sin ellos,no hubiera
habido posibilidad alguna de triunfo del
nacionalismo catalán en la dimesión
acaecida. Pero no nos equivoquemos,no sólo ellos tienen “la culpa”, nadie desde
el gobierno central tuvo el valor de
pararles los pies. Todos necesitaban los
votos de Convergencia.Todos miraban hacia otro lado.
Y al menos algunos deberíamos preguntarnos qué ha hecho
esa izquierda que se supone de clase y a
la que antes me he referido: NO HA HECHO
NADA. Es más,mas que una izquierda de clase,se ha presentado muchas veces
como el defensor del nacionalismo español,sin darse cuenta que le hace el juego
al nacionalismo catalán. Esa “izquierda” se equivoca cuando reivindica la roja y gualda y no la bandera
republicana como verdadero motor de progreso. ESA IZQUIERDA NO HA SIDO CAPÁZ DE DAR
OTRA VISIÓN DE LO QUE PASA EN CATALUÑA.Y tal como van los
acontecimientos ,no sabrán hacerlo.El relato,como se ha llamado siempre ha sido
de los nacionalistas.Una vez imponen el concepto del derecho a decidir; hoy imponen
el concepto de “represión”.
El
problema en Cataluña se acabará sólo
cuando los que ahora gobiernan sean desalojados del poder político a través de
elecciones “democráticas”. Y eso le
correspondería a lo que denominamos la izquierda ¿Pero dónde está la izquierda
en Cataluña? Es sencillo: NO EXISTE. Existen grupúsculos que se
autodenominan de izquierda y que no son capaces
de unirse para defender los derechos de
los trabajadores. Grupúsculos dónde
prima la cuestión personal sobre el bien común.Dónde hay una falta de capacidad brutal, siquiera
intelectual,para saber organizarse y saber analizar la vida diaria.Y para
responder al relato de los nacionalistas. Resulta
triste,pero es la verdad.Y no sólo no existe en Cataluña,en el resto de
España es exactamente lo mismo aunque más mitigado. Mientras no seamos capaces en Cataluña
de olvidar las cuestiones personales y otras historias, y articular
realmente una izquierda de clase, el nacionalismo catalán se moverá a sus
anchas todo el tiempo que le de la gana.
Juan Diego Hernández Valero
Abogado