Los acontecimientos sucedidos en estos últimos días en la capital de España,más concretamente en el mal llamado Tribunal Constitucional, que no lo es porque no tiene potestat jurisdiccional alguna,dado que la justicia –que dicen que emana del pueblo- la administran Jueces y Magistrados que son los que integran el Poder Judicial.Si lo hubiera sido -las recusaciones de dos de sus miembros- se hubieran llevado a cabo, apartándo de inmediato a los recusados, porque así lo señala la ley aplicable.Pero como ellos no lo son,se permitieron el lujo de no acatar ese principio procesal, amén de que eso les suponía unos pingúes beneficios económicos cada mes.Tienen un salario extratosférico. Cómo decíamos, esos hechos sólo han sido un intento de golpe de estado blando.
Rápidamente desde aquellos que se autotitulan de izquierdas y toda la bancada que apoya al Gobierno ,sonó el redoble de tambor.Parecía que el mundo se venía abajo.Sin embargo,en cuatro o cinco días las aguas volvieron a su cauce. En el ambiente había quedado claro que si había algún culpable de la situación ese era el partido conservador por excelencia en este país: el PP. Que es obvio que la tiene.
Pronto acabó el atronador murmullo ,el Presidente del Gobierno,se dio cuenta de que a quién beneficiaba todo el embrollo no era a quién había maniobrado arteramente,sino al Ejecutivo que él presidía y sin más cesaron los comentarios : los períodos electorales están a la vista y en las próximas campañas electorales sacarán provecho –o lo intentarán- de la actitud del PP.
Barcelona a 24-12-2022
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